Estimado hermano campesino, estoy seguro que después de los artículos en los que aborde tu situación, tú no tendrás el mejor de los ánimos para escucharme. Sin embargo me he dado cuenta, que en los temas Majes Siwas II y Salcca Pucara, he sido algo duro contigo; porque comprendo, que las cosas se tienen que decir como son, y mi honestidad con la verdad me obliga a sacar de la confusión en la que han metido los seudomarxistas y tus dirigentes. Además te exijo que tú, como futuro trabajador asalariado, estas en la obligación de prestar mucha atención a la propaganda socialista.
Quiero empezar diciéndote, que no puedo borrar de mi mente esa anécdota que pasó el 28, después del mensaje presidencial, en el que “nuestro presidente” reafirmara que estos proyectos si o si se implementaran. Recuerdo que tú te dirigiste hacia mí, y con los ojos llenos de odio y enemistad, en cada instante me recriminabas el no haber apoyado tus luchas y en voz fuerte me decías que “todos nosotros somos humildes, podemos ser católicos, evangelistas, fujimoristas, ollantistas, marxistas, seguidores de Marco Arana, de Antauro, de Pizango; pero todos sufrimos la opresión de quienes nos aplastan y no debemos pelearnos entre nosotros; por el contrario, todos debemos luchar frente al enemigo común”.
Tú ya sabes que sobre estos temas yo no voy a concederte nada. De mi no vas a escuchar sollozos de melancolía y gritos desesperados para frenar los abusos de las que somos víctima. ¿Y por qué? Porque yo considero al igual del maestro Carlos Marx, quien hace mas de 150 años pudo ver mejor que nadie, que en la sociedad en que vivimos, solamente caben dos clases sociales; los trabajadores asalariados y los capitalistas. Te preguntaras airado, ¿y los campesinos como yo, donde estamos? Los campesinos de ser clase social mayoritaria hace 100 años (no lo sé, quizá 200 en el mundo) están condenados a desaparecer. No me mires mal y antes que te invadas de cólera y procedas a quemar esta carta, te sugiero que al leer este periódico seas lo más objetivo posible. Por medio de él te darás cuenta que el capitalismo vino a la tierra expropiando a los campesinos y pequeños productores. Esa realidad se demuestra con Majes Siwas II, Salcca Pucara, Inambari y los demás proyectos que se vienen.
Por otro lado, te digo que esta es la oportunidad para desenmascarar a los autoproclamados socialistas que se suman a tus luchas, porque éstos subliminan la expropiación que estas sufriendo. Ya te habrás dado cuenta que todos estos sujetos convocan a marchas contra el tratado de libre comercio TLC; son aquellos que en sus luchas flamean las banderas de Mariátegui, del Che Guevara; son los que apoyan a Fidel Castro, Evo Morales y Hugo Chávez, cuando estos atacan al imperialismo. Y claro (según ellos) son luchadores que después de tanto estudiar, están prestos para la acción, porque ya conocen suficientemente el funcionamiento de nuestra sociedad. En fin, no te preocupes, por que poco a poco estamos ajustando cuentas con estos seudosocialistas agazapados en movimientos y partidos andrajosos como el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), Tierra y Libertad, Patria Libre.
Me imagino, que respecto de tus dirigentes no quieres ya que te recuerde que, Mario Tapia y Alejo Valdez Illapuma quieren ser alcaldes de Canchis y Checcacupe respectivamente; y que el adalid nativo Alberto Pizango tiene intensiones de ser “nuestro presidente”.
Me despido pues, con la certeza de que comprendes mi actitud, actitud que vengo tomando todos los días de mi vida, porque pienso que para actuar políticamente, es necesario antes, limpiar nuestra cabeza de toda la basura y confusión que han sembrado aquellos seudosocialistas. Cuando tú estés solo y abandonado en los pasillos del palacio, dando explicaciones a los magistrados por alterar el sistema democrático, nosotros procuraremos sacar las lecciones de ello y evitar que mañana, tras la lucha hayan campesinos sacrificados y marginados de la negociación con el gran patrón; y los miserables que soliviantaron tus luchas, estarán trabajando arduamente para ser alcaldes del Estado Capitalista
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